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Dime, qué quieres de mí!
Botas empapadas de lodo.
Deshaciendome, vendiendome,
desgastandome, y
¿para qué?
Para quién doy mi desdén.
Solamente dejando que me lleve el tren.
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Las rejas que dejan mis heridas
revelan vida aprisionada,
pus se descarga
como llantos de una gran extinción.
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Un golpe grave que desliza
una sonrisa
(pendejo soy yo)
hacia un eterno hoyo
y resollo
por la impermiabilidad
de mi abilidad
que quiere salir.
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Qué aprisionamiento!
Un lento progreso
al hoyo espeso.
Deslizo areniso.
Espinas y carrizo.
Malgasto nefasto
de mi vida y su rastro.
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Parece ser,
que este ser,
tiene que renacer.
O si no,
perder.
.
El saber,
es una joda.
Especialmente por el hecho
que las rejas son de aluminio,
y huecas.
Aparentemente mi exterminio
estan en las manos
del de las teclas.
.
Parece ser
que me dejo ser
pendejo ser
si no, rompería las rejas
para jamás volver.
Paul Aponte